Desde el primero de ellos, publicado en noviembre de 2006, estos materiales, mas que simples y efímeras crónicas periodísticas del momento, son ensayos de un ensayo que en todo momento han querido satisfacer mi necesidad personal de interpretar adecuadamente los cambios traumaticos experimentados por el proceso político venezolano durante el ultimo ano. Me parece oportuno señalar, sin embargo, que a pesar de la unidad orgánica que le brinda este objetivo, su escritura no se corresponde con la de un libro construido desde la perspectiva futura y distante de la historia que cuenta, sino que se asienta en la brusca naturaleza de un libro escrito y vivido sobre la marcha, siempre en presente, sin tiempo ni lugar para volver la vista atrás y rehacer el camino andado. Esta es, creo yo, la mayor virtud de Diario del ano de la nada. También puede que sea su peor defecto